Hojas de otoño. Capítulo 14.

Cambio de planes.

Cinco días desde que Yoh se fue y sus investigaciones no han dado frutos. Sabemos más de cómo se mueve Henry y de los lugares en los que probablemente podría tener a Takaba. Según Roger, es la primera vez que Henry se comporta de esta manera, ya que en todo el tiempo que lo han investigado nunca se había involucrado personalmente en un secuestro. Takaba lo hizo actuar de manera diferente y si fue lo suficientemente importante para que se expusiera de esa manera, entonces no lo dejara solo… tan fácilmente.

Todos creemos que lo debe de tener en alguna de sus propiedades de New York.  

¿Qué tiene de especial Takaba para él?

No he podido responder esa pregunta.

Unos débiles toquidos en la puerta me hace fijar mi vista en ella.

—Señor ¿puedo pasar? —la voz de Haruki se escucha del otro lado.

—Adelante —. El cigarro que encendí hace algunos minutos, fue olvidado mientras mi mente pensaba, así que al verlo, noto que la ceniza de éste ha caído en mi escritorio y que casi se ha consumido por completo. Restriego la colilla en mi cenicero casi lleno.

—Permítame —creo que Haruki se aliado con Shinji pues no pierde oportunidad para traerme comida.

Deja la charola sobre el escritorio, retira mi cenicero y junta la ceniza que descuidadamente he dejado caer.

—Por favor señor, coma algo —tras limpiar el cenicero, lo deja en el mismo lugar y se para frente a mí, esperando que empiece a comer.

—No gracias.

—Por favor señor —Me acerca más la charola que he alejado de mi — Tengo que insistir o mi jefe me reprenderá por no hacer un buen trabajo —Haruki me mira con la esperanza reflejada en sus ojos.

—Yo soy tu jefe y no recuerdo haberte ordenado que me obligues a comer —le digo sin mirar de nuevo la charola.

—Señor, usted me contrato y lo agradezco, sin embargo cuando llegamos a este país, sus órdenes fueron que obedeciera al joven Takaba en todo, además de cuidarlo. Sé que falle en la orden principal, aunque estoy seguro que podré ayudar a encontrarlo; y justo por eso no deseo fallar en la última orden que mi Jefe me dio, así que por favor coma —Haruki está molesto por como acontecieron las cosas, puedo ver la ira reflejada en sus ojos.   

— ¿Cuáles fueron sus ordenes? —pregunto curioso pues no había mencionado nada de esto antes.

—El joven Takaba me dijo: “Por favor cuídalo y vengan por mí pronto.” Esto me lo susurro antes de que se fuera con Henry, ya trabajamos en lo segundo y deseo cumplir a la perfección la orden que si puedo llevar a cabo de momento.

Dejo escapar un largo suspiro y sin más pico un poco de lo que me ha llevado. 

—Comeré, a cambio tráeme más whisky que ya se termino —lo veo aceptar mi petición y sale de la oficina.

Después de algunos bocados, Haruki regresa con más whisky y con una cajetilla nueva de mis cigarrillos preferidos. Este chico sabe hacer bien su trabajo. Sigo comiendo hasta que mi estomago ya no acepta más.

—Retírala —le ordeno y Haruki asiente.

Antes de salir, con la charola en manos, de mi oficina, escucho su voz débil: Por lo menos hoy comió más que ayer.  Supongo que hablo para sí mismo.

Me levanto y enciendo un cigarrillo más. Abro la ventana y siento la brisa fría entrar en la habitación dispersando el humo del cigarrillo por toda la oficina.  

Fumo tranquilamente, pienso en beber un poco de whisky y cuando estoy por servírmelo…

«—Deja de beber —se acerca e intenta quitarme el vaso, pero lo alcanzo a retirar —morirás de cirrosis si sigues así —me afirma y su voz me recuerda los regaños de mi madre.

—Tal vez —le contesto seriamente —pero creó que no me importa si en mi lecho de muerte estoy acompañado por ti —veo como mi comentario lo molesta.

—Deja de estar de negativo —me contesta enfadado y antes de que pueda decirle algo más cambia el tema de conversación.

Se sienta para comer tranquilamente y me mira aun molesto.

—Ven come algo —me llama con un simple movimiento de su mano.

—No gracias —contesto y me aferro a mi vaso de whisky.

— ¡Perfecto! —me grita.

Él es el único que se atreve a levantarme la voz y al único que se lo permitiría.

—Entonces me serviré también —se levanta y se acerca a mí, sin embargo me evade y solo toma la botella de whisky y un vaso.

— ¿Qué haces? —le pregunto al verlo que se sirve y bebé un sorbo.

Su rostro hace un gesto de dolor, claro, el whisky le escoció el labio lastimado. ¿Cómo se le ocurrió beber?

—Es un sabor fuerte, ¿cómo puedes beber esto? —sin embargo da otro sorbo —. Aunque después de la primera ya no sabe tan mal.

Recuerdo la poca tolerancia que tiene hacia el alcohol y me acerco a quitarle el vaso.

—Deja —. Aleja de mi su vaso y me mira retadoramente —Es mío. Sí tú bebes, yo bebo. Sí tú fumas, yo fumo.

— ¿Qué tontería estás diciendo? —le pregunto y sin prever su movimiento me quita la cajetilla de los cigarrillos.

—Lo que dije —. Me mira y parece inspeccionar mi cuerpo —. ¿Y el encendedor? —me pregunta.

—Deja de decir tonterías —le contesto y obviamente no le doy el encendedor.

—No son tonterías. Dijiste que no te importaría morir si yo estaba a tu lado o ¿no? —, bebe un poco más de whisky, antes de que pueda alejar el vaso de mí, se lo arrebato —. No importa puedo servirme más —. ¿Qué le pasa por que actúa así? —A mí tampoco me importaría morir si estás a mi lado, así que, mejor me apuro a emparejar la situación. Eres mayor que yo y llevas mucho más tiempo bebiendo y fumando, así que para alcanzarte tendré que beber y fumar mucho. Aun que tendré que aprender a fumar ¿me enseñas?

Su mirada es inocente.

—Nada de fumar, ni de beber —le contesto y le quito los cigarrillos —no tienes que emparejar nada —dejo las cosas que ocupan mis manos, sobre la mesa.

Tomo su rostro, el cual refleja todo lo acontecido durante la madrugada, de las mejillas y lo obligo a sostener mi mirada.

—No me refería a morir juntos —su rostro me mira sin mostrar alguna emoción —. ¿Cómo se te ocurre qué me gustaría verte morir? —le pregunto y noto un cierto brillo en sus ojos.

—Y ¿quién te dijo a ti que a mi si me gustaría verte morir? —me responde con una pregunta.

Al escucharlo, entiendo a lo que se refiere.

— ¿Crees que sería agradable para una persona ver morir a su ser amado?

—Lo siento lo dije sin pensar —. Me disculpo y tal parece que en las últimas horas es lo único de lo que soy capaz de hacer con él, disculparme por las estupideces que le hago o digo.  

Me mira directo a los ojos y una media sonrisa se dibuja en su rostro.

—Solo no lo vuelvas a insinuar —me contesta y pone su mano sobre la mía —. Para redimir tu error, comerás y dejaras de beber por hoy.

El brillo de su mirada y su sonrisa coqueta, me hacen imposible negarme.

—Solo por hoy.

—No pido más —me invita comer de su plato y acepto —.»

Este recuerdo inunda mi mente, por varios minutos, tantos que he desperdiciado un cigarrillo más.

—Takaba ¿dónde es…?

Mi pregunta es interrumpida por el ruidoso sonido de mi celular.

— ¿Bueno? —contesto y el número me es desconocido.

— ¡Estúpido! ¡Imbécil! —La aguda voz grita sin importarle las molestias que puede causar.

——Feilong deja de gritar, no estás hablando con alguno de tus subordinados o con Yoh —hablo con voz fuerte.

— ¿Cómo fuiste tan estúpido para dejar que se llevaran a Akihito?

—No hables de lo que no sabes —le contesto enojado.

—Si no eres capaz de cuidar de él, debiste dejármelo a mí —se oye mucho barullo del lado de Feilong.

—Deja de decir tonterías —me está irritando, con sus comentarios sin sentido —. A todo esto, ¿cómo fue que te enteraste de lo ocurrido?

Se supone que todo se ha mantenido en el mayor secretismo.

— ¿Crees que eres el único que tiene informantes? —su voz burlona solo aumenta mi irritación —. Yo aún mantengo relaciones de negocios en Estados Unidos, el altercado de hace algunos años no me detuvo, solo me hizo tomar más precauciones. Además en Japón se está hablando mucho sobre la desaparición de un fotógrafo en Estados Unidos, así que no des por hecho que tu situación es un secreto —. Lo había olvidado por completo —. Ahora es algo que agradezco, ya que gracias a esos contactos voy a recuperar a Takaba y lo llevaré conmigo a Hong Kong.

Su voz demuestra tanta seguridad que no hay manera de debatirla, o por lo menos eso le pasaría a cualquier otro, porque yo no me dejaré asustar.

Los ruidos a su alrededor, se han detenido.

—Feilong ¿Dónde estás? ¿Qué piensas hacer?

—Estoy llegando a mi departamento en New york —contesta tranquilamente —y mañana tendré una charla con uno de mis socios. Estoy seguro de que él sabrá algo sobre ese tal Henry y espero que eso me ayude a encontrar a Takaba.

—Feilong ¡No hagas estupideces! —este hombre va echar a perder todos nuestros planes.

—No soy idiota —contesta enojado —. Se moverme de manera discreta.

El guarda silencio y yo pienso en la información que tenemos y en que nos faltan algunos datos importantes para definir la ubicación de Takaba.

— ¿Cuándo veras a tu socio? —entre más información tengamos de los movimientos de Henry, más rápido podremos encontrarlo.

—Mañana por la noche.

Se vuelve a quedar en silencio.

— ¿Deseas venir? —Me pregunta, y su voz parece dudar —, o ¿tienes miedo de qué te vea Henry? Puedo comprender que no desees que él sepa que estás vivo, pero ¿cuánto tiempo más dejaras a Takaba en sus manos?

Feilong tiene razón, ¿cuánto tiempo más voy a esperar aquí encerrado?

—Voy para allá, espérame —. Le digo y estoy a punto de colgar.

—Tienes hasta las 7:00 p.m. si no has llegado a esa hora, me iré sin ti. No pienso llegar tarde a mi cita.

—No hay problema, estará allí, a la hora exacta.

—Hasta luego.

—Adiós.

Su llamada me ha tomado por sorpresa, sin embargo puede ser que consiga la información que necesitamos para movernos. 

Siento que mi cuerpo aletargado empieza a despertar.

— ¡Haruki! —hablo fuerte y abro la puerta para ver si al que llamo esta allí.

— ¿Necesita algo? —me contesta desde las escaleras, las cuales acaba de subir corriendo, su agitada respiración lo demuestra.

—Sí. Diles a todos que salgo para New York —camino por el pasillo para acercarme a él.

—Pero… se supone que esperaríamos aquí —me recuerda el plan.

—Hubo cambio de planes. Ahora nos vamos a New York… Nos vamos por Takaba —Haruki parece feliz de escucharme.

— El señor Yoh ¿lo ha encontrado? —me pregunta y me mira esperanzado.

—No, ellos aun no lo localizan.

—Entonces, ¿por qué ha cambiado los planes? —Haruki es de los que les gusta saber todo lo posible sobre lo que está sucediendo.

—Acabo de recibir la llamada de alguien que puede conseguir información valiosa sobre el paradero de Takaba.

—Puedo saber ¿quién lo llamo?

—Feilong, acaba de llegar a New York y conoce a alguien que podría ayudarnos a localizar a Akihito —le explico.

No sé si la persona que veremos realmente es de confianza o tiene la información que necesitamos, sin embargo de momento aceptaría toda la información que pueda conseguir sobre ese idiota de Henry.

—Señor, ¿Feilong es de confianza? El secuestro al joven Takaba solo para afectarlo a usted, entonces ¿por qué nos ayudaría? —Supongo que su padre le conto sobre lo ocurrido con Feilong, pues él aun no se nos unía cuando esto ocurrió.

—No sé hasta que punto puedo confiar en él, lo único que puedo asegurar es su apreció por Takaba. Estoy seguro que no haría nada para lastimarlo de nuevo. Feilong nos ayudará a localizarlo o hará todo lo que este a su alcance para lograrlo.

—Y cuando encontremos al joven ¿quién nos asegurara que Feilong no intentara llevárselo de nuevo?

—Yoh, se encargara de vigilar a Feilong para que no se quiera pasar de listo —Estoy seguro que a Yoh no le gustaría compartir a su amado Feilong.

—Si la ayuda de Feilong resulta efectiva le deberá un favor, ¿está dispuesto a estar en deuda con él? —este chico es bastante previsor, y tiene razón.

Pienso por un momento en su deducción y en la respuesta. Sé que deber favores no concuerda con mi forma de trabajo, yo no soy de los que les gusta deber, al contrario, me gusta que los demás me deban a mí, sin embargo en esta ocasión no estoy para quejarme, y si deber un favor es el precio para recuperar a Takaba, no dudare en pagarlo.

—Creo que en realidad no le debería nada. Durante nuestro enfrentamiento en Hong Kong, tuve la oportunidad de matarlo pero Takaba no permitió que lo hiciera, sin contar que al final no le hice nada por habérmelo arrebatado. Así que considero que si su ayuda sirve de algo, quedaremos a mano —. Feilong no es de los que olvida las deudas y estoy seguro que sabe que tiene una conmigo.

Haruki parece pensar sobre todo lo que he dicho y supongo que al igual que yo ha llegado a la conclusión de que lo importante en este momento es que localicemos a Takaba.

—Entiendo señor. ¿Y el señor Kuroda como lo tomará? —me pregunta.

—No me importa como tomé la noticia Shinji —. Estoy seguro que no le va agradar la idea de que vaya a New York, sin embargo ¿desde cuándo su opinión rige la toma de mis decisiones? —. Busca boletos para viajar a New York lo más pronto posible, solo iremos tu y yo. Avísale a Yoh, que vamos para allá y que Feilong está en el país —. Espero que su desempeño no se vea afectado por tener a su pareja aquí.

¿Por qué es su pareja o no? Creo que aún no se lo pregunto, aunque tampoco es que me importe.

—Señor, deberíamos de llevar a algunos de los hombres que han venido, no es seguro que solo vayamos usted y yo.   

—Prefiero que no llamemos la atención, y él que varios japoneses viajen podría llamar la atención de Henry.

—Tiene razón, sin embargo si necesitamos movernos para ir por el joven Takaba, no podremos ir solo usted y yo.

—Bien. Dos hombres se quedaran con Shinji y los demás irán con nosotros pero en diferentes vuelos.

— ¿También Kirishima irá?

—Aun que quisiera dejarlo, él no aceptaría —contesto tranquilo.

—No habría manera de evitarlo —sonríe —.

—Debemos avisarle a Roger que Feilong nos ayudará y que por esa razón no puede ir con nosotros a New York, además de que de ahora en adelante lo llamaremos por su nombre, Stuart. Feilong no puede saber que Roger esta ayudándonos.

— ¿Stuart?

—Si ese es su nombre, el otro es un alias.

— ¿Por qué Feilong no puede saber sobre su colaboración?

—Es una larga historia. Solo te diré que Feilong puso un precio a la cabeza de Roger, hace algunos años, y aunque de momento ha dejado el asunto en el pasado, se que si lo ve, ahora, recordará que deseaba verlo muerto. Eso podría complicar nuestra relación que ya es suficientemente hostil como para empeorarla.

—Entonces les diré a todos que debemos llamarlo Stuart —. Haruki se encamina hacia las escaleras —. Voy a dar las indicaciones necesarias. Con su permiso señor.

—Haruki

— ¿Señor?

—Tengo un poco de hambre, ¿podrías prepararme algo rápido?

—Claro que sí señor —parece más contento de lo normal.

Creo que el hecho de saber que voy a viajar a buscar a Takaba a despertado mi apetito, y claro el recordarlo también influyo.

Veo que Haruki corre por las escaleras.

Regreso a mi oficina y el aire remueve la cortina que se ha soltado y que ahora baila sin parar, me acerco para sujetarla y entre las interminables olas de tela, sus traviesos ojos azules me miran, su risa se escucha como el murmullo del mar y su cabello dorado brilla con el resplandor del sol. Su imagen me conmueve.

—Pronto te traeré de regreso a mí.

Al agachar la cabeza un murmullo llega a mis oídos y la suavidad de su mano m acaricia el rostro.

“Te amo”

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¡¡Hola  mis lindos acosadores!!

Capítulo nuevo les gusto?

Creen que la ayuda de Feilong sirva de algo o solo llego a complicar las cosas? 

Qué habrá sucedido entre Roger y Feilong?

Vamos comenten por fis.

Espero leer sus comentarios, dudas, quejas y demás cosillas que deseen comentar.

Recuerden que si alguien tiene una pequeña historia que comprtirnos para esta navidad y año nuevo, el blog esta abierto a publicarla.

De momento es todo, chicos los quiero y espero que nos leamos antes de la fiestas, que son en unos cuantos días XD

See you soon:)